domingo, 26 de abril de 2009

La nueva política

Por Werner Pertot (Página/12, domingo 26-04-2009)

Mientras se define quién encabezará la lista de legisladores de PRO, ya hay un hombre de Mauricio Macri que tiene un lugar asegurado en esa boleta: Federico Young. Tras renunciar a la Agencia de Control Gubernamental, el ex juez será premiado con una banca en la Legislatura porteña. Allí participará en las sesiones con los opositores que lo cuestionaron por haber compartido varias conferencias con la activista pro represores Cecilia Pando y haber dejado en la Agencia que comandó a una buena cantidad de ex agentes de la SIDE, gendarmes y militares retirados, que tuvieron puesto jerárquicos en la última dictadura.

Luego de su salida del gobierno porteño, Young acordó con el presidente de PRO, José Torello, que tendrá un lugar en las listas. “Es un hombre impoluto, un ex juez y empresario exitoso. El resto de lo que se dice sobre él es nulo: no lo vamos a vetar porque estuvo en un panel con Pando o porque contrató a tres gendarmes locos”, decían en el entorno del titular de PRO. En rigor, no fueron tres sino 14 los ex gendarmes y militares que Young contrató como inspectores y administrativos en su agencia. Seis de ellos tuvieron cargos jerárquicos durante la dictadura, en algunos casos en lugares donde funcionaron centros clandestinos de detención. Young también llevó al Gobierno porteño al tesorero y al protesorero de su partido, ambos coroneles retirados y uno de ellos ex agente de la SIDE durante el gobierno de Carlos Menem.

Entre los contratados está, por ejemplo, el teniente coronel Enrique Jordana Testoni, que fue director de la Fábrica Militar de Armas Domingo Matheu, en Rosario. Fue imputado y detenido como partícipe del centro de detención que funcionó allí, pero un juez lo liberó y le decretó falta de mérito por considerar que ningún detenido lo vio (los querellantes recordaron que los prisioneros estaban encapuchados).

Young llegó al gobierno porteño luego de compartir con Pando dos conferencias en las que se calificó de “terroristas” a los funcionarios del gobierno nacional y se abogó por que se juzgue a los “terroristas subversivos”. “No tenemos referencia de que defienda a la dictadura militar”, dijo a Página/12 la ahora ex vicejefa de gobierno Gabriela Michetti cuando se conocieron las primeras denuncias contra el aliado macrista.

Los organismos de derechos humanos cuestionaron la designaciones de militares y gendarmes al por mayor y se preguntaron si no serían un “grupo de tareas” en el Gobierno porteño. La gestión de Macri no dio ninguna respuesta a estos planteos y Young siguió como si nada. Finalmente, renunció a su cargo, pero no porque el jefe de Gobierno haya prestado atención a las denuncias, sino por las diferencias internas con el ministro de Justicia y Seguridad, Guillermo Montenegro, que se cansó de quejarse ante su líder político por los desmanejos de Young.

Tras las internas de esta semana del Partido Demócrata, Young logró mantener la conducción, pero se corrió de la presidencia, que quedó en manos del ex diputado Alberto Allende Iriarte, que comparte las mismas convicciones. En una carta dirigida al diario La Nación, Allende Iriarte se quejó por el descabezamiento de las Fuerzas Armadas que decidió Néstor Kirchner al comienzo de su mandato en 2003, por ser “un verdadero agravio a quienes integran las instituciones que más respetaron la Constitución durante los últimos 20 años, soportando todos los ataques y ofensas de los gobiernos civiles y de aquellos políticos con pasado subversivo enquistados en la conducción política”. “El ataque a los hombres de armas continuó con la detención de los militares en el controvertido caso de María Belén (sic, por Margarita Belén). Esta persecución a los hombres de armas carece de equidad”, se escandalizó el reemplazante de Young, que de la mano de Mauricio y Gabriela tendrá un lugar en la Legislatura.



Otra lección sobre política actual: nada de honestismos, de ganas de trabajar, de gestión o de administración; lo único, lo prinicipal en la política debería ser la ideología, la política son las ideas y esta gente provoca vergüenza y bronca en ese sentido, ni siquiera como políticos, sino como seres humanos.

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